Por Sthefani Carrillo
“El souffle de yuca nos salvó”, cuenta María Fernanda Cepeda, una de las dueñas de La Central Deli Shop. Se refiere a su producto estrella, que impulsaron como parte de su línea de congelados durante la pandemia y permitió sacar a flote su negocio. Mafer, como prefiere que la llamen, es administradora hotelera y su hermana Gabriela, chef. Y aunque durante años trabajaron en distintos espacios, siempre soñaron con “darle vida a su patio de juegos”. Esto en referencia al sector ubicado en calles Panamá y Luzárraga, pleno centro de Guayaquil, donde crecieron y abrieron La Central hace seis años.
Su historia, como la de otros dos emprendedores gastronómicos, la compartió en ‘Amautha Sessions’, un espacio de la plataforma de coworking y trabajo colaborativo Amautha Hub, diseñado para contar experiencias y ofrecer consejos útiles a quienes se inician en este mundo. “Creemos que detrás de cada emprendimiento hay momentos duros, decisiones claves y reveses. Creemos que compartirlo en un ambiente de honestidad y libertad ayuda mucho”, sostiene Parrish Jácome, fundador de Amautha Hub.
Todo iba relativamente bien en La Central hasta que el COVID los obligó a cerrar como a todos los restaurantes. Fue en ese entonces que Mafer y Gabi, resistiéndose a despedir a sus entonces 13 empleados y anteponiéndose a la inminente quiebra, crearon una línea de congelados dónde el soufflé de yuca se consagró como su salvador. “Llegamos a facturar más que cuando teníamos el restaurante abierto”, comenta Mafer y añade que ahora son 30 empleados. Además destaca como un acierto el haber optado por diseñar porciones para compartir dentro de su línea de comidas congeladas. “Con la compra de un solo paquete toda una familia comía, esa fue la clave”, dice.
A diferencia de La Central, el negocio de Paola Dueñas, Be Nutrition, cerró por completo durante dos meses por la emergencia sanitaria. Aunque no cuenta con un local físico, temía exponer a su personal y decidió frenar sus operaciones. “Pero tras dos meses, mis clientes seguían ahí, nunca se fueron”, dice animada Paola, quien ofrece menús saludables y personalizados a domicilio, y además brinda asesorías nutricionales. Ya su regreso, Be Nutrition amplió sus productos con una nueva línea de snacks dulces.
Paola estudió administración de empresas y se formó coach motivacional. Por eso, su principal recomendación para quienes se deciden a emprender es cuidarse a uno mismo, pues eso se reflejará en el negocio: «La manera en la que elijo pensar sobre mi mismo, mi negocio y mis hábitos, todo eso se va a alinear con lo que la vida quiere y está destinado para mi”. Y ese buen ánimo que le inyecta Paola a todo, le hace falta a muchos emprendedores que comienzan con un traspié, o quizás con tres, como paso con los primeros intentos de Milton Avilés. Se trata del dueño de Rob Jon, un restaurante de burritos que ya tiene dos años en el mercado y dos sucursales. Milton trabajaba en una telefónica y quería empezar su propio emprendimiento, pero le costó bastante llegar a su giro de negocio actual. Inicialmente intentó con algo de comercio tecnológico, pero fue su esposa la que lo animó a enfocarse en una local de comidas, sin importar el resultado. “Si fracasas, igual no nos va a faltar un techo porque vivimos con tus padres, ni tampoco un plato de comida», le habría dicho ella. «Y como en esta ocasión le hice caso, finalmente nos fue bien», añade Milton entre risas.
Con nada perder y todo por ganar, Milton lo apostó todo por Rob Jon y los resultados no dejan de ser alentadores. Ha logrado posicionarse y sistematizar los procesos del restaurante, de modo que puede expandirse sin ningún problema y caminar a su ambicioso objetivo de tener 100 locales a nivel nacional. Por ahora le faltan 98. “Soy fiel creyente de los procesos, las cosas se van haciendo en el camino”, sostiene Milton, quien comenzó con dos pasantes de gastronomía y una cocina en un apartamento de su mamá. Ahora cuenta con restaurantes en el Mall del Sol y Urdesa, Guayaquil. Con estudios en Marketing, entre sus consejos están: enfocarse en posesionar la marca y usar a las redes sociales como plataforma de difusión.
Con este encuentro, Amautha Hub retomó sus sesiones con emprendedores que se habían visto frenadas por la pandemia. En sus instalaciones ubicadas en Ceibos (Guayaquil) ya se habían convocado a expertos en networking, comercio internacional, plataformas digitales, entre otros. Siempre con el objetivo de compartir experiencias con quienes comienzan a emerger en el desafiante ecosistema de emprendimiento local. «Muchos han vivido una experiencia muy importante en la pandemia que vale la pena difundir y que sea un instrumento para potenciar y animar a muchos otros que siguen con temor”, explica el fundador de la plataforma de coworking Parrish Jácome y hace énfasis en la importancia del aprendizaje en comunidad. Lo que constituye uno de los objetivos principales de Amautha Hub.